lunes, 26 de agosto de 2013

Salvando Algeciras hundiendo a La Línea en 1891

Cuando se escribió el articulo "La Ruina de Algeciras", habían pasado 21 años  desde que el pueblo de La Línea de la Concepción se había separado del de San Roque y  desde entonces estamos pagando el olvido y dejadez, consecuencia de ser frontera con Gibraltar, por parte del Estado. El artículo que transcribo es vivo reflejo de ello. Creo que ya es hora de resarcir, por parte del Estado, al Pueblo de La Línea de la Concepción.

Artículo publicado en el periódico en "El Correo Militar" del 08 de octubre de 1891:

LA RUINA DE ALGECIRAS

Sentencia de muerte para dicha ciudad será la construcción del ramal de ferrocarril que, partiendo de los pueblos de la línea de Gibraltar, vaya a unirse en San Roque con la vía férrea, pronta a terminarse entre Bobadilla y Algeciras, y destinada a enlazar los puertos mas notables del litoral andaluz, porque anulará para siempre a esta última población, destruyendo el brillante, merecido y legitimo porvenir que la ofrece el ser cabeza de tan importante vía de comunicación, como puesto avanzado de nuestras relaciones comerciales con Marruecos. Basta fijar la atención en el Mapa, para apreciar en toda su magnitud la inconveniencia y el perjuicio que a España irrogaría el funesto ramal, que combatimos y combatiremos con toda la energía del más acendrado patriotismo, en todos conceptos, así en el militar, como en el comercial y económico.

Al recorrer en semicírculo el litoral de la Bahía de Gibraltar, llegaría todo el trafico de consideración que en aquella región de Andalucía ha de hacerse por la linea férrea de Malaga a Bobadilla y Algeciras a la plaza en que, para baldón nuestro, ondea la bandera inglesa, desviándole por completo de la ciudad algecireña, que no se halla ni se hallará durante mucho tiempo en condiciones de competir con Gibraltar, a causa de las deficiencias de su puerto, en que la habitual desidia española es causa de que no se hayan hecho las obras necesarias para darle inmejorables condiciones.

La circunstancia de ser inglesa ta compañía Constructora del ferrocarril de Bobadilla a Algeciras contribuirá no poco a este resultado, porque es natural que se preocupe poco o nada de los intereses españoles, y si de los de su nación.

Con esa apatía y falta absoluta de iniciativa para toda empresa de alguna importancia, con esa estrechez de miras de los capitalistas españoles qne, con raras excepciones, tan sólo saben emplear los capitales en préstamos al Tesoro publico o los particulares, esa linea férrea del litoral andaluz pertenece en absoluto a una sociedad inglesa, ingleses son sus empleados e inglés el material.

Es, por lo tanto, lógico que encauce, si llega a construirse el ramal de San Roque a La Linea, todo el movimiento mercantil por éste, valiéndose al efecto, de un oportuno arreglo de tarifas que haga para los traficantes preferible llevar sus mercancías a La Línea, que no a Algeciras. Aun sin emplear ese recurso, mientras el puerto de Algeciras tenga un muelle insignificante y pequeño, y no se construyan otros capaces y suficientes que le pongan al abrigo de viento Este, que viene a ser su padrastro; en tanto que carezca de fondeaderos para buques de alto bordo, una vez construido el ramal en cuestión, el mismo comercio, sin necesidad de otro estimulo dará la preferencia a Gibraltar, pues para embarcar las mercancías, de llevarlas a Algeciras, habrá de conducirlas en barcazas a los grandes buques surtos en la bahía gibraltareña.

Y no tan sólo alcanzarán las funestas consecuencias de la construcción de ese fatalísimo ramal a Algeciras, sino que también a otras ciudades andaluzas; a Málaga, por una razón análoga a la primera, aducida al hablar de los perjuicios que resultarían para Algeciras, y es la de que los ingleses, dueños como empresa de la linea del litoral andaluz, desviarían el tráfico que, de otra manera, había de ir al puerto malagueño, por una bien entendida combinación de tarifas, hacia la bahía de Gibraltar; a Cádiz, porque Gibraltar haría concurrencia, pues los vinos de Jerez se exportarían por la bahía gibraltareña y no por el puerto gaditano; y, por último, también a la de Sevilla se irrogarían perjuicios por motivos análogos a los expuestos respecto a Algeciras, aunque no tan trascendentales como los que se causarían a ésta. Prueba evidente de esta verdad son las protestas de todas estas ciudades contra ese ramal desdichado. La alarma y el temor en todos los puertos andaluces es tan grande como fundada, pero muy principalmente en Algeciras, por ser para ella cuestión de vida ó muerte.

La construcción de ese ramal la arruinaría en beneficio de Gibraltar, cuyo comercio, hoy en notable decadencia, cobraría nueva vida a costa de la de Algeciras y con perjuicio patente, mas o menos grande, según su proximidad mayor o menor, de otros puertos andaluces. La importancia comercial que alcanzaría Gibraltar sería mayor da la que nunca pudieran imaginarse sus detentadores, y con la comercial, que produciría para Inglaterra, como ya hemos dicho antes de ahora, la ventaja de que la posesión de la plaza le fuera productiva en vez de serle costosa, traería consigo en mayor importancia militar, a cuyo crecimiento contribuiría la circunstancia de que el ramal a San Roque permitiría a los ingleses llevar tropas que se hicieran dueñas en poco tiempo, y sin gran riesgo, de la línea de Algeciras a Bobadilla, por donde se penetra fácilmente al interior de España, en suficiente número para oponerse con ventaja a tropas españolas que operasen en la zona comprendida entre Málaga y Cádiz.

Las facilidades que al contrabando, cada día mas importante, que se hace por Gibraltar, ofrecería el ramal y que forzosamente había de crecer tanto más cuanto mayores fueran el tráfico y la importancia comercial de esta plaza, en traducirían en disminución considerable de los ingresos de Aduanas, con perjuicio muy grande de la Hacienda.

Resumiendo; resultan un peligro militar de consideración para la defensa e integridad del territorio nacional; la conversión de la línea férrea del litoral, que está llamada a ser un venero de riqueza para Andalucía, en una calamidad para España; un fomento grandísimo del contrabando; una inminente amenaza de mengua comercial para los más importantes puertos andaluces y la ruina de Algeciras. Porque es indudable el dilema planteado con el proyecto de ley de Construcción del ramal de La Linea á San Roque; es el siguiente; ¿O Gibraltar o Algeciras?.

En tales términos planteada la cuestión, fácilmente se adivina que solamente por sugestión del Gobierno ingles puede haberes hecho la petición de que se construya tan funesto ramal. Lo que no se explica es que semejante proyecto tenga probabilidades de prosperar en España

Aprobarle sería realmente caer en el engaño más rudimentario y patente. Y para que no se trate de exagerada nuestra afirmación, vamos a examinar los fundamentos en que se apoyaba el proyecto de ley presentado a las Cortes para apreciar su solides. Eran los siguientes:

«La gran importancia de la densidad de población y desarrollo del comercio y de la industria, que en poco tiempo han adquirido los pueblos de La Linea de Gibraltar». Por desgracia y vergüenza nuestra, esos pueblos no son verdaderamente otra cosa que arrabales de Gibraltar, y por consiguiente, ese crecimiento suyo no es más que una hijuela del obtenido por la plaza geográficamente española, políticamente inglesa, a costa de Algeciras y otros puertos españoles.

«La seguridad de que habría de crecer en progresión geométrica, si tuvieran una comunicación que las enlazasen con el resto de la Península y con las costas de sus Provincias».  Es indudable; pero ese crecimiento o importancia de los arrabales de Gibraltar, resultarían elevados a la quinta potencia en favor de la plaza, y dedúzcase lo que España ganaría con esto, y más cuando ese crecimiento e importancia la obtendría arrebatándoselos a los puertos andaluces.

«No se gravan, antes se benefician la Hacienda y el bienestar público». El no gravarse lo decía el diputado amparador del proyecto, sin duda porque la construcción del ramal se ha de hacer sin subvención. ¿Y para que lo necesita la compañía, constructora, si es más que probable, seguro, que la obtendría o la ha obtenido ya de Inglaterra?. En cuanto al bienestar público que se consiga con abrir el corazón de Andalucía a una invasión militar inglesa por medio de ese ramal, nos parece absurdo, y el bienestar público de Algeciras, Cádiz, Sevilla y Málaga, gracias al ramal, nos parece cosa de risa.

Y pedia el proyecto que se considerase de utilidad pública. Sería muy justo, pues favorecería y seria útil a los cincuenta mil habitantes de los pueblos de La Línea, que representan mucho, mucho más que los de todas las ciudades citadas de esa región andaluza. Además favorecería el contrabando, con cuyo aumento, figúrense nuestros lectores lo que saldría ganando la Hacienda española y el comercio de buena fe.

Confiamos en que ese desdichadísimo proyecto de Ley no llegará a ser Ley, porque sería un irremediable y grave mal para España, y especialmente para Algeciras.





   Luis Javier Traverso








Publicado en el Periódico El Correo Militar del 08 de octubre de 1891
Documento del Archivo de la Prensa Histórica de la Biblioteca Nacional de España.

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